lunes, 13 de abril de 2009

FIESTAS DE PRIMAVERA MURCIA/ Repleto hasta el último cornijal

El periódico La Verdad publicará 16 páginas a color con todas las fotos del Bando
M. DE LA VIEJA MURCIA/ la Verdad
Como un río desbordado acudió ayer el público a inundar de alegría las instalaciones de las cuarenta barracas huertanas que hay instaladas en las plazas y jardines de la ciudad, y que a mediodía levantaron el tablacho.
Tan pronto se apagaron los ecos de la procesión del Resucitado por el corazón de la ciudad, la gente se lanzó a buscar la fresca cerveza y la sabrosa morcilla en los recintos huertanos. Las barracas de Los Güertanos y El Apio, dos históricas en el recinto del jardín del Malecón, fueron las primeras en llenarse, ya que están a la entrada del recinto del antiguo jardín botánico. Después el publico, a modo de riada humana, se fue extendiendo hacia el interior hasta otros recintos, como el de La Horqueta, que este año debuta con su barraca, o el de El Azahar, la simpática peña de Beniaján, ubicada junto al poblado huertano, y que en otras ediciones montaba en el jardín de San Esteban.
Las cocinas de las barracas despedían el apetitoso aroma a los arroces que se estaban cocinando, a las planchas repletas de morcillas, salchichas, longanizas, a las sartenás de aceite hirviendo donde bullían alegremente los paparajotes, mientras el público se disponía a enlazar aperitivo con comida y a disfrutar de una excelente jornada gastronómica.
Un 'roal' de tradición
Especial interés despertó entre el público la recreación de una barraca huertana, con sus enseres y entorno, un autentico roalico huertano que todos los años monta la familia Serrano de Patiño, por encargo de la Federación de Peñas Huertanas, para que la gente conozca, especialmente las nuevas generaciones y los visitantes, cómo se vivía en la huerta antiguamente, con cuanto encanto y modestia la gente construía su vivienda, apañaba a sus animales para cuidarlos, realizaba sus tareas agrícolas o descansaba plácidamente bajo el emparrado de su barraca.
El roal huertano se montaba en el jardín de San Esteban, pero este año ha pasado al jardín del Malecón, ya que debido a las obras del aparcamiento, era imposible montarlo en su antiguo lugar.
La gente disfrutaba observando un ejemplar de chata murciana, con sus lechoncillos amamantándose o jugueteando en su entorno. Les gustaba observar el típico pozo, adornado de floridas macetas, con su pozal o cubo de zinc dispuesto para sacar agua. Las conejeras con sus gazapos, el corral de los pavos, los zarzos de los gusanos de seda amparados a un costado de la barraca, gallos y gallinas cloqueando.

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