También ha participado en el diseño de la misión que prevé instalar en la Luna estaciones permanentes
EUROPA PRESS. / La Opinión
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El catedrático del departamento de Matemática Aplicada de la Universidad de Murcia (UMU), Sebastián Ferrer, ha contribuido con sus modelos matemáticos a fijar las órbitas de posibles satélites que la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) prevé enviar de vuelta a la Luna y al satélite de Júpiter llamado Europa, como parte de sendas misiones que está preparando.
Ferrer señaló que lleva a cabo estas investigaciones en colaboración con el miembro del Real Instituto y Observatorio de la Marina de San Fernando, en Cádiz, el doctor Lara, aunque reconoció que ninguno de los dos está contratado por la NASA, sino que presentan sus aportaciones y cálculos en reuniones de la American Astronomical Society, donde ya han sido aceptadas y forman parte de los estudios que tienen que considerar quienes se encargan de realizar las misiones espaciales.
En este sentido, Ferrer dijo haber participado en el diseño de la misión de la NASA que prevé el regreso a la Luna para instalar allí estaciones permanentes. Por ejemplo, entre los propósitos de la misión se encuentra habilitar un sistema de localización por satélite GPS que funcione en la Luna, para que los astronautas que viajen hasta allí "se puedan comunicar entre ellos", indicó Ferrer. Con este objetivo, la NASA tiene previsto poner en órbita tres satélites a diferencia de "la constelación GPS terrestre, que requiere 24 satélites para obtener posicionamiento en cualquier lugar de la Tierra".
El diseño de la misión para instalar este GPS lunar es el trabajo en el que han contribuido Lara y Ferrer con los resultados de sus modelos matemáticos, que fueron presentados en la última reunión de la Sociedad Astronáutica que tuvo lugar en Georgia (Estados Unidos) el pasado mes de febrero.
En concreto, la aportación de los dos matemáticos españoles servirá para que estos satélites "estén dando vueltas en torno a la Luna y que, durante meses y años, se mantengan donde se desee".
Para lograrlo, Ferrer reconoció que tuvieron que afrontar el problema de la superficie irregular de la Luna, resultado de los impactos de cuerpos celestes que ha recibido a lo largo de la historia del sistema solar. Estas colisiones generaron concentraciones de masa en su suelo que reciben el nombre de 'mascon' en inglés (abreviatura de mass concentration), y que tienen distinta densidad respecto a la superficie lunar circundante.
Estas formaciones "han de tenerse en cuenta a la hora de enviar misiones a la Luna que contemplen la colocación de satélites para estar dando vueltas orbitales a baja altitud", advirtió Ferrer. De lo contrario, "si no se conoce muy bien la masas de esos 'mascon', se puede perder control de la órbita y el satélite puede estrellarse sobre la superficie de la Luna", matizó.
De hecho, Ferrer recordó que la presencia de estos 'mascon' son "la primera solución factible que explica por qué los primeros satélites que estadounidenses y rusos enviaron a la Luna se cayeron sobre su superficie, ya que no se conocía muy bien el campo gravitatorio, que es la masa de la Luna que atrae al orbitador".
Para remediarlo, Ferrer y Lara han determinado "cuáles son las órbitas más estables de la Luna", un proceso en el que tuvieron que desarrollar "muchos cálculos matemáticos y ha representado un gran esfuerzo", precisó.
Además, los dos matemáticos resolvieron los mejores modelos matemáticos adaptados a cada una de las misiones que la NASA prevé desarrollar en la Luna. Y es que "no hay una sola misión, también piensan enviar satélites para subir y bajar con respecto a la Tierra, por ejemplo".
Ferrer señaló que lleva a cabo estas investigaciones en colaboración con el miembro del Real Instituto y Observatorio de la Marina de San Fernando, en Cádiz, el doctor Lara, aunque reconoció que ninguno de los dos está contratado por la NASA, sino que presentan sus aportaciones y cálculos en reuniones de la American Astronomical Society, donde ya han sido aceptadas y forman parte de los estudios que tienen que considerar quienes se encargan de realizar las misiones espaciales.
En este sentido, Ferrer dijo haber participado en el diseño de la misión de la NASA que prevé el regreso a la Luna para instalar allí estaciones permanentes. Por ejemplo, entre los propósitos de la misión se encuentra habilitar un sistema de localización por satélite GPS que funcione en la Luna, para que los astronautas que viajen hasta allí "se puedan comunicar entre ellos", indicó Ferrer. Con este objetivo, la NASA tiene previsto poner en órbita tres satélites a diferencia de "la constelación GPS terrestre, que requiere 24 satélites para obtener posicionamiento en cualquier lugar de la Tierra".
El diseño de la misión para instalar este GPS lunar es el trabajo en el que han contribuido Lara y Ferrer con los resultados de sus modelos matemáticos, que fueron presentados en la última reunión de la Sociedad Astronáutica que tuvo lugar en Georgia (Estados Unidos) el pasado mes de febrero.
En concreto, la aportación de los dos matemáticos españoles servirá para que estos satélites "estén dando vueltas en torno a la Luna y que, durante meses y años, se mantengan donde se desee".
Para lograrlo, Ferrer reconoció que tuvieron que afrontar el problema de la superficie irregular de la Luna, resultado de los impactos de cuerpos celestes que ha recibido a lo largo de la historia del sistema solar. Estas colisiones generaron concentraciones de masa en su suelo que reciben el nombre de 'mascon' en inglés (abreviatura de mass concentration), y que tienen distinta densidad respecto a la superficie lunar circundante.
Estas formaciones "han de tenerse en cuenta a la hora de enviar misiones a la Luna que contemplen la colocación de satélites para estar dando vueltas orbitales a baja altitud", advirtió Ferrer. De lo contrario, "si no se conoce muy bien la masas de esos 'mascon', se puede perder control de la órbita y el satélite puede estrellarse sobre la superficie de la Luna", matizó.
De hecho, Ferrer recordó que la presencia de estos 'mascon' son "la primera solución factible que explica por qué los primeros satélites que estadounidenses y rusos enviaron a la Luna se cayeron sobre su superficie, ya que no se conocía muy bien el campo gravitatorio, que es la masa de la Luna que atrae al orbitador".
Para remediarlo, Ferrer y Lara han determinado "cuáles son las órbitas más estables de la Luna", un proceso en el que tuvieron que desarrollar "muchos cálculos matemáticos y ha representado un gran esfuerzo", precisó.
Además, los dos matemáticos resolvieron los mejores modelos matemáticos adaptados a cada una de las misiones que la NASA prevé desarrollar en la Luna. Y es que "no hay una sola misión, también piensan enviar satélites para subir y bajar con respecto a la Tierra, por ejemplo".
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