El equipo de Alonso da la primera alegría de la temporada, supera la tercera eliminatoria y espera a un equipo de Champions Derrota al Sant Andreu en Copa y sueña con la llegada del Madrid o Barça a Nueva Condomina
JOSÉ OTÓN.- / La Verdad
El Real Murcia ya tiene su premio. Tras pasar la tercera ronda de la Copa del Rey espera ahora a uno de los grandes del fútbol español. Y tiene su premio porque fue mucho mejor que su rival y salió al infierno del Narcís Sala convencido de que tenía que pasar la eliminatoria. Mostró su nuevo discurso desde el minuto diez de la primera parte: se hizo dueño del balón y no le tembló el pulso para irse para arriba. Pasar a la siguiente ronda es el premio a la valentía de un equipo que está aún en formación pero que tiene amor propio y cree en sí mismo.
Por la dificultad del campo para el equipo de Iñaki Alonso era importante aguantar las primeras embestidas del equipo catalán y adaptarse rápido. Y lo hizo. Hasta con más premura de lo previsto porque a los diez minutos el equipo de Iñaki Alonso ya le había quitado el balón al Sant Andreu y era el único de los dos que apostaba por jugar el balón, a pesar de que el terreno de juego no era el apropiado para un partido de estas características por el terreno de juego y por la falta de luz.
Pero lo consiguió. Álvaro Cámara surtía de balones a Isaac y Albiol y aunque no creaba ocasiones claras de gol, era el claro dominador. El lobo no era tan fiero y al Real Murcia ya no le daba miedo la presión ambiental. Ahora había que arreglar el aspecto sicológico. El equipo murciano imponía su jerarquía a pesar de jugar con algunos futbolistas no titulares. Pero Góngora, Mario Marín o Carles rendían a gran nivel. Lo de falta de ocasiones se solucionó al final de la primera mitad. El partido se rompió y el Real Murcia se acercaba cada vez más.
Kike tuvo en sus botas las dos mejores ocasiones al borde del descanso. Y el canterano del Real Murcia lo hizo bien, primero en un mano a mano que sacó Morales y después con un disparo cruzado que volvió a tocar el portero catalán. Además, el manchego asfixiaba a los centrales del Sant Andreu y el rival no jugaba. El Real Murcia sabía lo que tenía que hacer y cuando lo fácil hubiera sido pegar pelotazos, apostó por jugar al fútbol. Sólo faltaba afinar la puntería en la segunda mitad y no encomendarse nuevamente a una prórroga o una tanda de penaltis.
En la segunda parte el Real Murcia siguió con su discurso. Se adueño nuevamente del balón y fue mejor que el rival, aunque éste llegaba con balones largos. Dominaba la situación pero había condicionantes negativos puesto que Amaya estaba con tarjeta. Pero antes de que llegaran las dudas, Pedro enganchó un balón en el vértice del área pequeña y tras sortear a dos rivales engañó al portero y lo batió de disparo cruzado.
Pero lo mejor estaba por llegar. Cuando lo fácil para el entrenador vasco hubiera sido quitar a Amaya para poner a Gotor y evitar una expulsión, Alonso metió artillería de refresco arriba. Dio minutos a Molino, que se lesionó nada más entrar, y después a Chando. El mensaje caló en sus jugadores que se fueron arriba a por el segundo. Primero Luciano con un remate de cabeza y después Carles.
El Sant Andreu se rindió por la declaración de intenciones murciana y sólo un saque de esquina le pudo complicar la vida al Real Murcia. Ese remate fue la única ocasión en la que sufrió antes del final. Lo peor, que el domingo hay liga en Cádiz y un largo viaje.
JOSÉ OTÓN.- / La Verdad
El Real Murcia ya tiene su premio. Tras pasar la tercera ronda de la Copa del Rey espera ahora a uno de los grandes del fútbol español. Y tiene su premio porque fue mucho mejor que su rival y salió al infierno del Narcís Sala convencido de que tenía que pasar la eliminatoria. Mostró su nuevo discurso desde el minuto diez de la primera parte: se hizo dueño del balón y no le tembló el pulso para irse para arriba. Pasar a la siguiente ronda es el premio a la valentía de un equipo que está aún en formación pero que tiene amor propio y cree en sí mismo.
Por la dificultad del campo para el equipo de Iñaki Alonso era importante aguantar las primeras embestidas del equipo catalán y adaptarse rápido. Y lo hizo. Hasta con más premura de lo previsto porque a los diez minutos el equipo de Iñaki Alonso ya le había quitado el balón al Sant Andreu y era el único de los dos que apostaba por jugar el balón, a pesar de que el terreno de juego no era el apropiado para un partido de estas características por el terreno de juego y por la falta de luz.
Pero lo consiguió. Álvaro Cámara surtía de balones a Isaac y Albiol y aunque no creaba ocasiones claras de gol, era el claro dominador. El lobo no era tan fiero y al Real Murcia ya no le daba miedo la presión ambiental. Ahora había que arreglar el aspecto sicológico. El equipo murciano imponía su jerarquía a pesar de jugar con algunos futbolistas no titulares. Pero Góngora, Mario Marín o Carles rendían a gran nivel. Lo de falta de ocasiones se solucionó al final de la primera mitad. El partido se rompió y el Real Murcia se acercaba cada vez más.
Kike tuvo en sus botas las dos mejores ocasiones al borde del descanso. Y el canterano del Real Murcia lo hizo bien, primero en un mano a mano que sacó Morales y después con un disparo cruzado que volvió a tocar el portero catalán. Además, el manchego asfixiaba a los centrales del Sant Andreu y el rival no jugaba. El Real Murcia sabía lo que tenía que hacer y cuando lo fácil hubiera sido pegar pelotazos, apostó por jugar al fútbol. Sólo faltaba afinar la puntería en la segunda mitad y no encomendarse nuevamente a una prórroga o una tanda de penaltis.
En la segunda parte el Real Murcia siguió con su discurso. Se adueño nuevamente del balón y fue mejor que el rival, aunque éste llegaba con balones largos. Dominaba la situación pero había condicionantes negativos puesto que Amaya estaba con tarjeta. Pero antes de que llegaran las dudas, Pedro enganchó un balón en el vértice del área pequeña y tras sortear a dos rivales engañó al portero y lo batió de disparo cruzado.
Pero lo mejor estaba por llegar. Cuando lo fácil para el entrenador vasco hubiera sido quitar a Amaya para poner a Gotor y evitar una expulsión, Alonso metió artillería de refresco arriba. Dio minutos a Molino, que se lesionó nada más entrar, y después a Chando. El mensaje caló en sus jugadores que se fueron arriba a por el segundo. Primero Luciano con un remate de cabeza y después Carles.
El Sant Andreu se rindió por la declaración de intenciones murciana y sólo un saque de esquina le pudo complicar la vida al Real Murcia. Ese remate fue la única ocasión en la que sufrió antes del final. Lo peor, que el domingo hay liga en Cádiz y un largo viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario